viernes, 17 de febrero de 2017

El aumento inusual del volumen cerebral durante el primer año de vida, puede predecir el autismo.

La revista Nature ha publicado en el mes de febrero de 2017,  un estudio llevado a cabo por científicos de EEUU y Canadá, liderado por la psiquiatra Heather Hazlett.

A partir del análisis de neuroimágenes obtenidas de niños con un hermano ya diagnosticado con autismo, lo que los convierte en población de alto riesgo de desarrollar también el síndrome, y comparándolas con otros sin historial familiar de autismo, han comparado el crecimiento cerebral global entre los 6 y 24 meses de edad y han observado un mayor crecimiento de la superficie del área cortical del cerebro de los niños que posteriormente fueron diagnosticados con autismo con respecto a los que no. La universidad de Carolina del Norte ya ha elaborado un software capaz de predecir con exactitud cuáles de los niños estudiados iban a ser diagnosticados con autismo a los 24 meses.

Este estudio ha sido realizado con una muestra de 148 niños en total, por lo que es necesario que se replique para establecer conclusiones más amplias y si este hecho está relacionado directamente con el TEA o es compartido con otras enfermedades neurológicas.

De existir una relación directa, sería una herramienta importante para su detección precoz y como consecuencia, para una intervención más temprana. Cuanto antes se intervenga en estos casos, mejor es el pronóstico del paciente, lo que redunda en un beneficio para el mismo, para su familia y también para la administración pública, ya que a la larga, una buena intervención temprana hace que el paciente sea menos dependiente y genere menos gastos familiares y para la administración.

Los gastos que estos estudios suponen deberían servir a las diferentes administraciones públicas para que si no es por empatía y por humanidad, al menos tengan en cuenta el impacto económico que el TEA supone en la economía y que se invierta más y mejor en un problema que tiene un índice de incidencia en la población mayor que el cáncer de mama y el cáncer de próstata, sin menospreciar estas enfermedades.

Escrito por Jesús López, fuente: Nature número 542, páginas 248-351.


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